Si mis letras se pierden
prometo ir a buscarlas, complicarme, envolverme y trazar mil caminos…
Dar mil pasos, brincos y
seguir buscando aquellos trazos en los riscos…
¿A dónde terminará? ¿a dónde
nos llevará? A veces simplemente no quiero pensar...
Quiero hablar de mis
sentimientos de las veces en que juego, en que ríes y reímos, de aquellas veces
que el viento nos ayuda, de aquellas veces que el polvo va pintando nuestros
cuerpos…
Un ser hecho de
costumbres y no pude evitar acostumbrarme a ti, detesto las despedidas porque
me hacen aguardar un regreso, porque es como el fin de capitulo…
Y me pongo a pensar que podías
estar pensando y me hace falta el verde de nuestro entorno, el sonido de las
aves y ese crujir de las hojas mientras caminas.
No puedo hablar de tus
ojos, ni de tu cabello, ni de esa piel que envuelve tu ser, porque he visto al
niño que habita dentro de ti, que aún
anhela jugar, que inventa frases para convulsionar con una risa burlona, que me
mira y genera gran confusión en mis
sistemas y me vuelvo vulnerable y me vuelvo débil, quiero revolotear como ave
entre los árboles y quiero sentir el viento sin apuro en mi piel, quiero dar un
paso y antes de caerme que me tomes de la mano, que cuides de mi, quiero que me
esperes en lo alto de la colina y me animes a subir.
A veces simplemente
quiero un abrazo, darte un abrazo y recibir el tuyo, ese abrazo que muere por
mi miedo, ese abrazo que siempre al final de cada día espero dártelo.